dimanche 14 décembre 2014

La Isla: en búsqueda de identidad

En 2019, Lincoln 6 Echo y su amiga Jordan 2 Delta forman parte de las centenas de residentes de un complejo gigantesco cerrado, confinado y desinfectado, pero que se dice “idílico”. Según el Doctor Merrick y sus agentes, una terrible contaminación devastó la Tierra unos años antes. Afortunadamente, varios sobrevivientes son encontrados regularmente para ser traídos hasta la residencia, cuyo objetivo es preservar los residentes de la contaminación. La vida allí es supervisada y vigilada. También, para iluminar la existencia sombría de este universo estéril y totalitario, cada persona pone sus esperanzas en  una "lotería", generadora de números aleatorios que llama regularmente algunos nombres. Los ganadores reciben el privilegio de salir del complejo para ser transferidos a "La Isla", que se supone ser el último territorio  que ha escapado de la contaminación. Lincoln cuestionó las restricciones de su libertad. Befriended McCord, uno de los técnicos que trabajan en la sala de máquinas complejas, descubrió un día en este sector un insecto que había venido del exterior. ¿Cómo fue capaz escapar de la contaminación? Movido por la curiosidad, pronto descubre que la elección de la “lotería" no sería debido a la casualidad ya que detrás de "La Isla" se esconde una terrible verdad. Él y los cientos de "supervivientes" son clones de rica y famosa gente y  sirven de "pólizas de seguro". En realidad, los ganadores de la “lotería” mueran para que les sean extraído los órganos.

Esta película de Michael Bay aborda la cuestión ética que se refiera a la clonación terapéutica empujada hasta el extremo, la creación de un clon humano entero como medicina para una persona. Claro que hay grandes ventajas en cuanto a la clonación terapéutica pero antes de crear un ser vivo e idéntico a otro ser humano, aquí están algunos argumentos que podrían frenar esta idea: el primero sería la esclavitud del clon. En efecto, su vida entera sería dictada por las necesidades de su “creador” y no por sus propios objetivos que podría pensar en alcanzar durante su vida de ser humano, que es lo que es, un ser vivo  dotado de pensamiento y de sentimientos como una persona real. Así, en vez de ser tratado como una verdadera persona, sólo sería considerado el clon como un simple taller de piezas de recambio.

Además, ya que los gemelos tienen dificultades en “encontrar sus identidades”, el clon, que sólo sería una pálida sombra de otro humano, lo tendría aún más difícil, ya que no sería concebido por una voluntad de una pareja que quiera tener más hijos. El clon no sería un ser deseado por el amor de una familia. De igual manera, el clon podría ser aún más mal tratado si cayera entre las manos de quien practica tráfico de órganos.

Luego, si este fenómeno se generaliza, la clonación habría predeterminadas características genéticas.
Pero estas características deberían ser el resultado de la casualidad en la reproducción sexual.  Es lo que nos permite ser diferentes unos de otros. Por lo tanto, la clonación humana sería ir en contra de los mecanismos de la evolución de la vida. Sin embargo, antes de considerar todas estas cuestiones, hay de plantearse: ¿estos clones formarían parte de una familia o sólo los utilizaríamos para curarnos para después echarlos a la basura?


En conclusión, la película muestra lo que sería la vida de seres fabricados pero dotados de pensamiento como nosotros. Más allá de esta ficción cinematográfica, podemos comprobar que este modo de vida que algunos dicen “futurista” se revela estar en contra de toda forma de ética que estaría a favor de la defensa de la especie humana. De momento,  la ciencia sólo emplea las células o los órganos  clonados, pero como el progreso se está acelerando cada más, ya tenemos que plantearnos las buenas preguntas antes de que sea demasiado tarde para volver atrás.

Fuentes: 
Clonación y tranplantes de órganos, María Luciana Romero, España, 2007

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